Vanguardia norteamericana: Norman McLaren
“Los
movimientos que son dibujados”
Nacido
en 1914 en Stirling, Escocia, Norman McLaren entra a la Escuela de Bellas Artes
de Glasgow en 1933 y descubre, gracias a los cineclubes, a los representantes
de las vanguardias cinematográficas, particularmente a Richter, Fischinger,
Vertov y Alexeïff. Realiza varios filmes, asesorados por John Grierson, quien
lo recluta en el General Post Office Unit, el G.P.O., que dirigía en Londres y
en donde antes oficiaba Len Lye, pionero del film pintura sin cámara.
Mc
Laren se une al G.P.O. en 1936, después de haber sido operador de Ivor Montagu
para un documental de militancia en Defensa de Madrid, durante la guerra civil
española. Allí realiza cinco películas documentales e informativas bajo la
dirección de Alberto Cavalcanti y descubre los filmes pintura sin cámara de Len
Lye, y los filmes de Émil Cohl. Este cruce de influencias se hace evidente en
su último film europeo, Love on the wing.
Huyendo
de la guerra inminente, el director escocés parte a Nueva York en octubre 1939.
Allí realiza una serie de cortometrajes dibujados enteramente con pluma, sobre
la película, además del sonido -a manera de Dots y Loops-, que el Guggenheim
Museum of Non-objective Painting luego adquiere. Esta experiencia le confirma
las posibilidades de una estética minimalista y purificada, enteramente
centrada sobre los fenómenos del movimiento, según un método que preserva la
intimidad del cineasta en la obra por realizar, y las posibilidades de improvisación.
En
1942 John Grierson le hace un llamado, por segunda vez, para trabajar en el
National Film Board de Canadá, que acababa de crear. Allí se encarga de
organizar el departamento de animación, de reclutar y formar jóvenes
animadores, y de realizar filmes. Trabajo que hizo hasta los años 80 siendo a
la vez “artista y funcionario”, según su propia fórmula; una fórmula en la que
halló los medios y la libertad necesarios para la realización de una cuarentena
de filmes en los que exploró sistemáticamente las potencialidades del
movimiento, imagen por imagen.
Esta
aproximación experimental a la animación, que André Martin sabiamente calificó
de cine instrumental, se sustentaba en la apropiación artística y artesanal de algunas bases
constituyentes del cine: la película, la cinta de imágenes, la pista sonora
óptica, la proyección, luego la cámara y finalmente el tirador óptico. Para
McLaren, en efecto, el “que una imagen de filme sea creada por medio de una
cámara o no, no es el problema.”
De
allí que la pluma o la cámara, o el tirador óptico, sean considerados como
medios esenciales de inscribir en el filme los hitos visuales; como soportes de
los potenciales movimientos.
Sin
cámara
Los
filmes realizados de forma independiente en Nueva York a comienzos de los años
40, marcan la adopción definitiva de esta técnica que utilizaría a lo largo de
su carrera, según una variedad de métodos y registros: puntos, curvas, estrellas y rayas, Doodle
Boogie, formas
fluctuantes y flexibles que oscilan entre puros juegos visuales, geometrías en
movimiento, antagonismos, fusiones, persecuciones y flirteos. McLaren
consideraba a veces estos “doodles” como especies de seres, animales o humanos.
Y notaba que estas improvisaciones, imagen por imagen al revelarse, proyectaban
una visualización del pensamiento.
Dollar
Dance es una
animación figurativa, dibujada imagen por imagen sobre la película por medio de
una tabla especial concebida por el cineasta, que permite ver, por
transparencia, la imagen precedente sobre la imagen en curso de fabricación,
con el fin de controlar las brechas. Así vemos el símbolo del dólar
metamorfosearse en una multitud de objetos -comparable a la estética de líneas
animadas heredadas de Cohl. Capricho en colores en cambio es una experimentación de
texturas y dibujos abstractos, pintados, rayados, dibujados en sincronía con
una música de jazz, muchos de los cuales son realizados sin tener en cuenta el
corte de imagen por imagen del filme, lo que produce movimientos vibrantes de
texturas. Blinkity Blank anima esporádicamente gráficos semifigurativos, rayados imagen por
imagen sobre el pedazo de negro, según elípticas y, a veces, misteriosas
acciones. Líneas verticales, líneas horizontales y sus superposiciones en Mosaico, se apoya en la geometría incluso de
la cinta del filme, para obtener efectos purificados y fascinantes de
deslizamientos, de recuerdos y exploración.
Un
día, encima de un dispositivo de dibujo sobre el film, McLaren puso este
recuerdo:
“La
animación no es el arte de Dibujos-que-se-mueven, sino el arte de
movimientos-que-son-dibujados. Lo que pasa entre cada imagen es más importante
que lo que hay sobre cada imagen. La animación es en consecuencia el arte de
manipular los intersticios invisibles que están entre las imágenes.“
Esta
primacía dada al movimiento sobre los contenidos destaca la unidad dentro de la
diversidad de filmes de McLaren. Porque estos principios dinámicos de
intersticios, casi invisibles, que el trabajo directo sobre el filme había
puesto de manifiesto, serán aplicados igualmente en la animación con la cámara.
Con la cámara
En
los años 50 McLaren realiza dos filmes estereoscópicos. Después comienza a
experimentar con los principios dinámicos de la animación imagen por imagen de
actores (live-action, stop motion), conocidos bajo el nombre de Pixelación, y Two bagatelles: variaciones libres de este método
sobre un vals y una marcha.
Estos filmes, en gran parte improvisados en el rodaje, son filmados e
interpretados en diferentes cadencias y velocidades, que hacen surgir un
conjunto de movimientos y de efectos nuevos muy estimulantes: levitaciones,
vuelos, deslizamientos variados, temblores de hojas.
Movimientos
estilizados que mezclan de forma detonante los movimientos físicos y
mecánicos del mimo, con el de la
proyección cinematográfica. En Había una silla y en Discurso de bienvenida, mezcla, de forma burlesca,
pantomimas humanas con los objetos animados.
Filmar
el film
Los intervalos de las películas pueden igualmente ser
revelados y utilizados para re-filmar el mismo filme, por medio de un tirador,
develando en pas de deux la cronografía de un ballet clásico transfigurado por estroboscopia, o
haciendo jugar o interactuar diversas acciones filmadas en tiempo pasado,
presente y futuro, en Canon. McLaren despliega en este film la estructura
imagen por imagen a otro espacio además de la animación, dilatando la
temporalidad y la sensación de la acción mediante el eco temporal de las fases.
Sonido óptico
La
llegada del sonido óptico en el film cinematográfico a partir de los años 30,
además de su impacto en el arte cinematográfico en general, suscita en Rusia,
Suiza, Inglaterra y los Estados Unidos numerosos trabajos de búsqueda sobre la
síntesis sonora. McLaren participó desde los años 30 y 40 con estos sonidos
dibujados con la pluma directamente sobre la pista del film (Loops, Doots).
Desarrolló luego en el ONF un sistema elaborado con mapas dibujados,
componiendo unidades sonoras que podían ser reportadas fotográficamente sobre
la pista sonora. Estos “sonidos animados”, como él los llama, son utilizados en
Vecinos, Two
Bagatelles y una
parte en Blinkity Blank. Y si el dibujo puede escucharse, el sonido puede también verse: es la
vuelta de fuerza sinestésica acometida en Synchromy, en el cual las ondas cuadradas de la
pista sonora constituyen igualmente la estructura espacio-temporal de la
animación.
El
movimiento
Las
cuestiones técnicas mencionadas, que están en el origen de estos filmes, hacen
parte también de las
preocupaciones artísticas traducidas en movimiento y de sus
reinvenciones en el cine. Son cruciales en la animación, en la cual las
aproximaciones entre serie de imágenes fijas y sensaciones de movimiento están
en el principio de la creación.
McLaren
siempre insiste, explícitamente, en el hecho de que el Movimiento es para él la
fuerza expresiva, el objeto artístico, la fuente central de su creación
cinematográfica. Desde esta perspectiva el Movimiento, como forma artística y
como sensación, precede y determina la significación y el contenido de los
filmes, en oposición a los usos narrativos dados a éste. Los contenidos o las
historias, muy minimalistas, de las películas de McLaren son de hecho derivadas
o construidas a partir de los principios del Movimiento: antagonismos,
separaciones y fusiones, parpadeos, apariciones y desapariciones, atracciones y
repulsiones, bailes y vibraciones de puntos, de líneas, de manchas, de
texturas, de volátiles, de combatientes, de bailarinas, de sillas.
Como
Alexeïeff y Len Lye -animadores experimentales aparecidos en los años 30, al
mismo tiempo que el cine sonoro, luego en colores, del que sacaron el mejor
partido-, McLaren fue uno de los actores de la renovación experimental de ese
momento. Y sus filmes han inspirado a generaciones de cineastas hasta hoy en
día. Fino conocedor cinematográfico de todas las épocas, inspirador e
inspirado, McLaren se ha opuesto con placer a la encrucijada de saber si es de vanguardia o no, cuando
declara: “Pónganme más bien detrás de la vanguardia después de Cohl, Fischinger
y Len Lye.”
Traducción de Norman McLaren, 21 películas escogidas
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