Dos viajes a américa: un movimiento del pensamiento
Dos viajes a América :
Un movimiento del pensamiento.
I.
Introducción
En los años 1895 y 1920 dos teóricos de
la imagen, Aby Warburg y Serguei Eisenstein hicieron un viaje a América, el
primero hacia Nuevo Méjico, el segundo hacia Méjico. Estos viajes fueron
importantes no sólo porque transformaron sus propios pensamientos, sino porque
además contribuyeron al desarrollo de las ideas en torno a la imagen,
particularmente sobre la idea de montaje. Ninguno de los dos tuvo conocimiento
sobre la coincidencia del resultado de sus búsquedas. Un gesto que no tiene
nada de suerte y que sólo puede ser el resultado de un vínculo por un viaje a
través de las imágenes, a través del tiempo.
Comprender este
vínculo sólo puede ser posible estableciendo el contexto en el cual estaban
inscritos los dos intelectuales antes de emprender el viaje.
Aby Warburg nació
en Hamburgo, fue el mayor de siete hijos, de una familia de banqueros instalada
en la capital de la Hanse desde el siglo XVII. En Bonn, en 1886, estudió
historia, historia del arte y psicología. Durante una temporada vivió en
Florencia en donde comenzó a interesarse por el arte florentino de la época del
Renacimiento, y en donce comenzó a desorrallor la idea de supervivencia, con
los modelos de la Antiguedad. Entre sus primeros estudios de cuadros está El Nacimiento de Venus y La Primavera de Sandro Boticcelli.
Después del
matrimonio de sus dos hermanos Warburg decide viajar a Estados Unidos. Estos se
habían casado en Nueva York con las hijas de un financiero y un banquero. La
extensión de la familia hacia América fue lo que lo motivó a continuar sus estudios
del arte del Renacimiento en los Estados Unidos. Queriendo además escapar de lo
que para él era « una historia del arte estetizante », « la
disciplina que considera las obras independientemente de sus funciones y de sus
orígenes culturales »[1].
Abandona entonces Nueva York y viaja a Washington. Allí realizó búsquedas en la
biblioteca de la Smithsonian Institution.
Philippe-Alain Michaud en Aby Warburg et l’image mouvement, retoma
una nota de Aby Warburg[2]
dirigida a Kreuzlingen, la cual sirve para mostrar lo que el historiador
pensaba del arte: “Del exterior, a la superficie de mi conciencia, miraré la
cuestión siguiente: es que sentía tanta
repugnancia hacia el vacío del Este de América que decidí huir hacia las cosas
y hacia el conocimiento, hacia la aventura, encontrándome en Washington para
visitar la Smithsonian Institution. Es el cerebro de la conciencia científica
de América Oriental, y encontré efectivamente en la persona de Cyrus Adler, de
MM. Hodge, Frank Hamilton Cushing y sobretodo James Money (sin olvidar Franz
Boas en Nueva York) pioneros en investigación sobre los indígenas, que me
abrieron los ojos sobre la significación universal de la América prehistórica y
salvaje. […] Además, estaba sinceramente disgustado con la historia del arte
estetizante […].”[3]
En la biblioteca
de Smithsonian
Institution, Warburg encontró un libro y una imagen que según él le “dieron la
base científica y [le] hicieron ver el propósito de [su] viaje”[4].
Era la obra de Nordenkiöld sobre la Masa Verde[5].
La imagen era según su propio criterio “una mala ilustración en color en gran
formato, representando un Indio parado delante de un gran fallo de rocas donde
estaba construido uno de estos pueblos.”[6]
Warburg dejándose llevar por la intuición decidió hacer el mismo itinerario de
Nordenskiöld, después de haber leído en su obra las mismas impresiones que él
había tenido sobre los frescos de Ghirlandaio. El impulso que lo motivó a hacer
este viaje habla desde ya de una noción la cual retomaremos después, y que está
en relación directa con los estudios del arte florentino: la noción de pathos. Uno puede decir que la
construcción del pensamiento en Warburg está ampliamente motivada por sus
emociones y estos gestos se traducen en el concepto de movimiento.
Warburg
abandona Washington y se dirige a Chicago, y luego a Denver (pueblo que
Nordenskiöld también había visitado) para así terminar en la Mesa Verde. Allí
esperaba encontrar a la familia Wetterhill (primera en instalarse en la Mesa
Verde), pero no habiendo nadie, decidió seguir su propio camino, abandonando de
ese modo el itinerario de Nordenskiöld. Finalmente, en diciembre de 1995 llega
a Nuevo Méjico en donde asistió al ritual del Antílope, en Santa Fé. En la
Black Mesa, en los pueblos de Walpi y Oraibi, asistió al Baile de las
Humiskatcinas.
Veinticinco
años después, en diciembre de 1920, Eisenstein hizo un viaje hacia Méjico con
su equipo de rodaje Edouard Tisse y Grigorii Alexandro. En los Estados Unidos
había firmado un contrato con la Paramount para realizar una película que iría
a llamarse Glass House, la cual nunca
realizó pues todo se quedó en proyecto. La Paramount encontró que la idea
tenía una ideología en contra de los Estados Unidos razón por la cual
decidieron abandonarlo. Decepcionado de este encuentro con Hollywood,
Eisenstein viaja a Méjico sin una idea clara de lo que iba a hacer, simplemente
quería conocer un país que le fascinaba desde antes. Para este viaje contaba
con el apoyo del americano socialista Upton Sinclair y su mujer Mary Craig
Sinclair. Estos habían acordado hacer una película que sería al mismo tiempo
artística y comercial. El proyecto de película tenía por nombre Qué Viva México! Otro de los tantos
proyectos de película que el realizador nunca pudo concretizar. Sinclair dejó
de enviarle dinero porque consideró que los dos mil pies de película grabada en
Méjico eran pura basura. Por otra parte, Sinclair había acordado con Eisenstein
enviarle el material filmado, una vez regresara a URSS, pero este faltó a su
palabra y se quedó con los metros de película filmada. Eisenstein por lo tanto
nunca en su vida pudo tener acceso a lo que había grabado.
I.
Movimiento: un viaje en el tiempo
En 1923, casi
treinta años después del viaje hacia Nuevo Méjico, Aby Warburg pronunció una
conferencia en la clínica de Bellevue dirigida por Binswanger en Kreuxlinguen,
donde estaba internado[7].
La conferencia tenía por nombre Imágenes
del territorio de los Indios Pueblos en América del Norte, en ella el
historiador del arte hizo una presentación pormenorizada del ritual de la
serpiente de los Indios Pueblos[8].
Durante su estadía en Nuevo Méjico éste no pudo presenciar directamente el
ritual, sin embargo para ilustrar su presentación utilizó fotografías que él
mismo había tomado y otras que había encontrado durante sus búsquedas.
Una primera
analogía que podemos establecer entre las ideas de Warburg y Eisenstein, es que
tanto el uno como el otro hicieron referencia a la idea de superposición de
capas culturales para describir la cultura de los Indígenas de América. Warburg
por ejemplo notó la mezcla de supersticiones, creencias mágicas, veneraciones a
dioses, fenómenos naturales y animales: un sincretismo de religiones. La
cultura de los Indios Pueblos, según Warburg, estaba contaminada por la
presencia hispano-católica del final del siglo XVI (la capa confesional como la
había nombrado); influencia interrumpida hasta el XVII, pero que reapareció
después “sin penetrar oficialmente los pueblos Mokis”[9],
éssta segunda influencia formó una segunda capa. La tercera capa fue aquella de
la educación norteamericana.
Como Warburg,
Eisenstein tuvo esta misma impresión cuando llegó a Méjico. En efecto, fue bajo
esta idea de capas culturales que pensó la película que iría a
llamarse Qué viva Méjico! En la carta
del 15 de abril de 1931, éste escribió: “[…] habíamos escogido el carácter
contrastado, independiente y contiguo de las culturales violentas, como motivos
para hacer nuestra película: 6 episodios que se siguen y donde las
características, los personajes, los animales, los árboles y las flores
difieren siendo todos sin embargo solidarios por la unidad de tejido –una
construcción rítmica y musical, y un despliegue del carácter mejicano.”[10]
El proyecto de la película contaba con seis capítulos: un prólogo, un epílogo y
cuatro episodios:
-
Sandunga[11] :
La idea de este capítulo era mostrar un Méjico tropical, con la representación
de Tehuantepec
en donde reinaba una sociedad matriarcal. Eisenstein estaba fascinado con los
paisajes de este pueblo, este capítulo se concentraba en el lado bucólico del
espacio. Por otro lado, había un personaje principal, una mujer llamada
Concepción quien era al mismo tiempo el símbolo de la feminidad y la
naturaleza.
-
Fiesta: Este capítulo ilustraría el periodo de
dominación español, pero también mostraría la supervivencia de las tradiciones
de la cultura pre-colombina. Este capítulo mostraría la hibridación de las dos
culturas.
-
Maguey: Este episodio hablaría de la dictadura de
Porfirio Díaz, quien había reducido los indígenas a la condición de esclavos.
-
Soldadera: En este episodio se mostraría las mujeres
de los soldados de Méjico del periodo de la revolución.
Otra analogía que
se puede establecer entre el viaje de Eisenstein y el de Warburg, fue el hecho
que cada uno de ellos había hecho investigaciones en antropología antes de
llegar a América.
Uno de los libros
estudiados por Einsenstein mientras estuvo en Méjico fue La mentalidad primitiva de Lévy-Bruhl. En este libro el autor
desarrolla una teoría sobre las sociedades primitivas y sus estructuras
mentales, las cuáles él definía como en colectividad pre-lógica. Esta
pre-lógica era el principio del pensamiento mitológico, en donde el principio
de no-contradicción estaba reconocido. Levy-Bruhl también estableció en su
estudio la noción de la “ley de participación”: “en donde el pensamiento
primitivo representa la realidad como una comunidad de fuerzas mantenidas
juntas por vías misteriosas y de influencia no-cuantificable.”[12]
Según Masha
Salazkin en In Excess, Einsenstein
habría trabajado en sistemas de identificación similares para estudiar Méjico.
Salazkina explica lo que Anita Brenner había encontrado en la cultura Zapoteca,
Maya y otras culturas indígenas: para ellos los recién nacidos tenían un
equivalente a un animal. Respecto a esto Salazkina escribió: “[…] los Aztecas
hicieron de esta creencia un inventario del destino de cada persona con un
animal que era el signo del calendario del día de su nacimiento, esta
identificación no era realmente una creencia literal, como una mascota, un
símbolo, un nombre.”[13]
Gracias a las
lecturas de Lévy-Bruhl y Anita Brenner, Einsenstein pudo construir la idea del
pensamiento primitivo y pre-lógico, la cual lo impulsó a viajar en seguida a
Méjico. En el ensayo Dvizhenie myshleniia
de 1943, después de haber comprado The Golden Bough de Frazer, y después de
la experiencia de Méjico, Einsenstein escribe: “Es aquí donde vengo a
comprender la estructura fantástica del sensual pensamiento pre-lógico –no
solamente por las páginas de las búsquedas antropológicas, pero por la comunión
de todos los días con los descendientes de los Aztecas, Toltecas, Mayas o
Huichole, que lograron llevar sano y salvo a través los años este pensamiento
serpenteante. Determinó los rasgos sorprendentes de este milagro de la cultura primitiva
de Méjico, cómo estas tribus tienen hasta estos días cerca de la cuna una época
cultural que no ha empezado todavía para ellos.”[14]
Si bien
Warburg y Eisenstein tomaron el camino y el enfoque antropológico para acercase
a una cultura que les era diferente, el propósito de cada uno no era otro que
comprender la noción de movimiento. La gran conclusión a la cual llegó Warburg
después del estudio de los rituales de los Indios fue la idea de supervivencia, la cual había trabajado a
propósito del arte italiano del Renacimiento. Un primer movimiento fue el
motivo que lo impulsó a desplazarse hacia América: su teoría de la supervivencia
que había encontrado en el arte florentino. Un segundo movimiento es el que
podemos identificar cuando Philippe-Alain Michaud, quien consagró toda una obra
al estudio de la teoría warburguiana, consideró que las búsquedas del
historiador del arte sobre los pueblos Indígenas en Nuevo Méjico, se convertían
en anamnesis que lo reconducían hacia otro pasado. El enfoque de Warburg venía
de adentro: el interior de su pensamiento (tercer movimiento). Siguiendo este
camino, y si nos remontamos al comienzo de la conferencia en la clínica de
Bellevue –demostrar que podía construir un razonamiento lógico-, podemos lograr
alcanzar la construcción del pensamiento simbólico (movimiento final). El
movimiento hacia el interior de sus recuerdos fue el vector de su pensamiento,
metáfora que de manera inconsciente encontró en la serpiente, una vez había
comprendido la cosmogonía de los Pueblos y el sentido de la Danza de la
Serpiente. La Serpiente fue la causa de su razonamiento. El ritual de los
Indígenas Pueblos no era un juego sino una respuesta. La Serpiente era la
causalidad del por qué de las cosas, transformándose personalmente en esa causa.
La Danza de la Serpiente consistía en coger la serpiente con la boca[15]
como medio para hacer caer la lluvia en el periodo de sequía. El ritual era al
mismo tiempo una danza animal y una danza de adoración a las estaciones. Una
danza alternativa a la danza de huminskatcina
que se practicaba en Oraibi y en Walpi.
Podemos
aproximar el vector del pensamiento de Warburg con lo que Eisenstein escribió
en su biografía Immemoral Memories: “Esta historia de cambio de culturas, presente
de manera horizontal (como coexistencia de muchos estados de la cultura) como
vertical (en años y siglos), hace de Méjico un país fascinante. Hay una
provincia (Tehuantepec) que tiene una sociedad matriarcal próximas a las
provincias, que casi toca el Comunismo en la revolución de la primera década de
siglo (Yucatán, el programa de de Zapata, etc)”[16].
En Eisenstein como en Warburg la forma de las imágenes que habían construido en
sus cabezas, eran serpenteantes, sinusoidales: por un lado era vertical, un
vector hacia la interioridad de sus seres, hacia las sobre-capas, hacia el
razonamiento pre-lógico. Por otro lado, también podía ser horizontal, como el
tiempo cronológico.
La Serpiente,
por otro lado, simbolizaba también el tiempo: en una iglesia, en el pueblo de
Acoma, Warburg encontró uno de los símbolos paganos, las mismas figuras que el
indígena, pintor y sacerdote Cleo Jurino, había dibujado para mostrarle la
cosmogonía del pueblo Moki[17].
En la iglesia había representaciones de santos, los símbolos del cosmos del
techo en escalera: “[…] el movimiento ascendente y descendente de la
naturaleza, el escalón y la escalera son la experiencia primera de la
humanidad. Es el símbolo de conquista del movimiento ascendente y descendente
en el espacio, igualmente que el círculo, la serpiente anillada- es el símbolo
del ritmo y el tiempo.”[18]
II.
Movimiento: encuentro con el pathos
Los análisis
hechos por Eisenstein y Warburg sobre el encuentro con las culturas Indígenas
constituyeron una ruptura para la historia del arte y las imágenes, como para
sus propios proyectos, como seres ontológicos. Eisenstein vivió lo que denominó
como el éxtasis, lo cual ilustraría
en los dibujos que hizo durante su estadía en Méjico. Warburg por su parte
hablaría de un síntoma de la cultura.
Para
Eisenstein el movimiento del choque entre culturas no era más que la
representación de un viaje en el tiempo, este choque producía en él una gran
fascinación. En la carta del 15 de abril de 1931 se puede alcanzar a leer la
emoción que lo invadía, es una escritura exaltada, caótica, explosiva, llena de
descripciones, de diferentes imágenes que se mezclan y se confunden en una
sola. Cualquier párrafo puede servir de ejemplo: “La vida…los trópicos húmedos,
empantanados, adormecidos. Pesadas ramas cargadas de frutas. Aguas lánguidas. Y
los lánguidos párpados de las niñas. Niñas. Futuras madres. Madre por
convertirse. Tal la reina de las abejas, la madre comanda a Tehuantepec.”[19]
Si bien
Eisenstein estaba viviendo sentimientos de éxtasis, el sentimiento que dominaba
Warburg era totalmente diferente. Philippe-Alain Michaud calificó el episodio
de América como una “escena de la melancolía”. En el fondo el episodio de
paranoia por el cual fue internado en la clínica[20] partió de una profunda empatía hacia la
humanidad como idea. En una nota escrita por él, éste deja la sensación de
querer hacer algo útil al respecto[21]: sentía una cierta culpabilidad, que lo hacía pensar en el ser humano cuando
estaba enfermo. Efectivamente, de manera inconsciente, esta voluntad se tradujo
en una revolución para el estudio de las imágenes. Hay ya aquí una idea latente
de lo patético como síntoma generalizado de la humanidad, que estudiaremos más
adelante.
Pero si continuamos edificando el
pensamiento, a través del camino de las emociones, podemos suponer que el
sentir una emoción es pasar de un estado a otro, de un estado de ánimo a otro,
es un estado del espíritu como se dice en francés état d’esprit. Los viajes de Eisenstein y Warburg actuaron en sus
espíritus, convirtiéndose en una especie de terapia.
Marie Seton, quien escribió la
biografía de Eisenstein expresó lo siguiente: « Sergei Mikhailovich, quien
había sido inhibido en expresar una sospecha de amor o pasión sobre la
pantalla, o dar expresión a lo gay, lo tierno, y los elementos en verdadero
respeto con su naturaleza más profunda, estaba ahora liberado a un apasionado
amor de lo bello, de la mujer, de la realización de la vida misma, igualmente
atraído hacia el más profundo sentimiento religioso.”[22]
En uno de sus escritos Eisenstein
manifestaba la complejidad de su propia vida comparándola con la de Méjico:
“Cuando encontré Méijico, me apareció en la diversidad de sus contradicciones,
como una suerte de proyecciones hacia el exterior, de todas las líneas y trazos
que traía y tengo conmigo, a modo de un inextricable complejo.”[23]
Méjico representó para Eisenstein
el lugar de su plenitud emocional y espiritual, un lugar edénico donde las
fuerzas represivas no existían. Se puede leer en la carta del Senior Saldivar su gusto hacia él: “Si
este viejo señor me seducía tanto, es porque tal vez encontré en él la vida
misma.”[24]
“Los ojos del infinitamente amable y cortés, viejo Senior Saldivar, sólo se
animan a la vista de bebida y víveres.”[25]
Por otra parte, la conferencia
dada por Warburg el 21 de abril de 1923, constituía en sí una terapia, que
consistía en la escritura de relatos
autobiográficos y anamnesias. Después de haber expuesto su historia de viaje en
el país Hopi, éste declara: “Pude hablar libremente durante una hora y media,
sin perder el hilo, y pude establecer vínculos relativos a la psicología de la
cultura en relación estrecha con mis antiguas búsquedas. Me parece, insisto,
que en esta conferencia mis médicos vieron un síntoma muy alentador de la
totalidad de mis capacidades y no la traducción e ilustración directa de mis
búsquedas iniciadas en el momento en el que me encontraba en buena salud.” (C.
Naber, « Pompeji en Neu-Mexico… », art. cité, p. 96)[26]
Una vez expuso sus búsquedas en la
clínica dirigida por el doctor Ludwing Binswanger, la Serpiente había adquirido
una dimensión metafórica: era una figura que representaba a la vez el veneno y
el remedio.
III.
El exceso, la liberación
Estas afecciones liberadoras del
espíritu, muestran cómo el pensamiento sobre una cultura esquizoide –como eran
calificadas las culturas del Nuevo Méjico- parten de movimientos excesivos, una
sensación que tanto Eisenstein como Warburg sintieron.
Otra de las obras leídas por
Eisenstein para cultivarse sobre la cultura autóctona de Méjico, fue La serpiente emplumada de D.H. Lawrence.
Esta obra le transmitió los temas del erotismo, el exotismo y el inconsciente,
temas trabajados también por los surrealistas en el contexto mejicano. Kate, el
personaje principal de esta historia, viaja a Méjico en una búsqueda espiritual
porque en Europa “el hombre [blanco] tenía un alma y la había perdido.”[27]
Kate caracterizó el encuentro con lo primitivo como una unión cósmica entre la
feminidad y la masculinidad. Kate en repetidas veces tuvo el sentimiento de
estar desbordada, atrapada por Méjico. Esto hace eco con la experiencia de
Eisenstein en Méjico: “Tu cabeza hace literalmente torbellinos cuando vez el
tratamiento de la esquina del Palacio de las Monjas en Uxmal….Y…ensordecimiento
-no es simplemente una frase retórica- es lo que pasa realmente”. (La Nonindifférente Nature p.142)
Este movimiento excesivo en la
cabeza es el otro aspecto que podemos extraer de la superposición de imágenes
del primitivismo y de la modernidad. Méjico desbloqueó toda posibilidad de
conciencia y pensamiento analítico: “El ojo no ve simplemente todo, pero
percibe y siente las cosas como un hombre ciego las habría percibido y sentido
con las manos.” (Barnas, 1973, p. 167)[28]
Warburg encontraba excesivo y
espantoso el ritual de la serpiente, pero fue precisamente el gusto por ese
gesto, el de poner una serpiente venenosa en la boca, lo que se convirtió en la
clave de sus búsquedas. Las imágenes de carácter patéticas –en el sentido de
afecto- que éste asoció, liberaron el pensamiento, como el batido de alas de
las mariposas a las
cuáles él le hablaba para contarles sus secretos.
cuáles él le hablaba para contarles sus secretos.
Eisenstein también experimentó una
forma de liberación, la de su espíritu. El personaje de Kate de la novela de
D.H. Lawrence, como Eisenstein encontraron en Méjico el lugar de la realización
y renovación, en donde el pensamiento lógico estaba sometido a las emociones.
Para el personaje de Kate esto significaba perder su individualidad estéril en
una feminidad cósmica. Para Eisenstein esto representaba liberar la
individualidad del espectador constreñido al pensamiento lógico.
Tratando de explicar el caos y el
vértigo que este país produjo en el realizador, este se describió en una carta
dirigida a Maxim Strauch y Ilya Trauberg como: “silencioso, científico
encerrado con un microscopio, buscando los misterios de los procesos creativos
y los fenómenos, sometidos con dificultad… [y como] hombre respetable…en una
situación de gran comedia: entre terremotos de la tierra, sequedad tropical,
lluvias tropicales…sobre carros, aviones, camiones, a caballo, a vapor.”[29]
Encontramos en estas palabras una
fuerte y estrecha relación con el proceso de Warburg: él también estaba
enclaustrado en una clínica, en un viaje hacia el interior de su memoria, a
través de la terapia de los relatos autobiográficos. Una memoria que se
despertaba al inconsciente, a través del desplazamiento y el resurgimiento de
imágenes y emociones del pasado.
IV.
El síntoma de la época
Esta memoria inconsciente a la
cual se refirió Georges Diddi-Huberman en el prefacio de Aby Warburg et l’image en mouvement en relación a la idea de
síntoma –que Warburg comprendió era diferente a la idea de signo- sirven para
hacer la metonimia del síntoma de la
época.
Warburg escribió: “A menudo, me
viene al espíritu que, en tanto psico-historiador, busco establecer la
esquizofrenia de la civilización occidental a partir las imágenes por un
reflejo autobiográfico: la ninfa extática (maniaca) de un lado, y el dios
fluvial melancólico (depresivo) de otro.”[30]
Dos imágenes
que no solamente son diferentes en la forma, pero también en la emoción. Esta
fórmula dicha por Warburg es una buena ilustración de lo que sería para él Mnemosina: una figura del anacronismo
que significa Memoria. La Mnemosina
fue un gran montaje de imágenes fotográficas de diferentes épocas, ubicadas en
diferentes planchas. Éste constituía una especie de montaje, que solamente
puede recordarnos el cinematógrafo. Mnemosina
es el resultado de un trabajo de lo singular (la singularidad del movimiento de
la serpiente) hacia lo universal (las imágenes de la historia del hombre), como
Las historias del cine[31]
de Jean-Luc Godard.
V.
Conclusiones
Como
conclusiones podemos destacar que el proceso analítico llevado a cabo por los
teóricos de las imágenes Aby Warburg y Serguei Eisenstein, fue un proceso
animado por el pensamiento pre-lógico o de supervivencia de imágenes del pasado
como le llamó Warburg. Pero al mismo tiempo fue un proceso motivado por la
emoción. Este gesto analítico no es otro que el del análisis figural que encontramos en la pintura, pero también en el
cine: migración y configuración de un cuerpo de imágenes presente en el cosmos
de la cultura visual.
Referencias
bibliográficas:
- Michaud,
Philippe-Alain. Aby Warburg et l’image en
mouvement. Éditions Macula. 2012.
- Warburg, Aby.
Le rituel du serpent. Éditions
Macula. 2003.
- Salazkina,
Masha. In Excess. Sergei Eisenstein’s
Mexico. The University of Chicago Press. 2009.
- Podalsky,
Laura. “Patterns of the Primitive: Sergei Eisenstein’s ¡Qué viva México!” En Mediating two words: Cinematic Encounters in the Americas. eds John
King, Ana María López y Manuel Alvarado. London. BFI. 1993. pp 25-39.
- Eisenstein, Serguei M. Les écrits mexicains de S.M. Eisenstein. Textos reunidos y
presentados por Steven Bernas. L’Harmattan. 2001.
[1] Warburg, Aby.
Le rituel du serpent. Éditions
Macula. 2003.
[2] Durante este tiempo Warburg estaba preparando la
conferencia que iba a dar en la clínica de Bellevue, sobre el Ritual de la
Serpiente.
[3] Cita tomada por Philippe-Alain
Michaud dans Aby Warburg et l’image mouvement.
Édition Macula. 2012. p. 193.
[4] Citación tomada por Michaud de Notas para la conferencia de Kreuzlingen, 1923.
[5] Territorio del noroeste de Colorado.
[6] Warburg, Aby.
Le rituel du serpent. Éditions
Macula. 2003.
[7] Esta conferencia
fue pronunciada el 21 de abril de 1923 para demostrar que ya no estaba enfermo.
Fue internado después de haber intentado matar su familia en un acto paranoico
de persecusión. En Aby Warburg, y la
imagen en movimiento, Philippe-Alain
Michaud retoma una cita de Karl Konigseder, escrita en “Aby W. In Bellevue”:
“él practica un culto con las polillas y las maripositas que vuelan en el
cuarto. Habla con ellas durante horas. Él las llama sus “pequeñas almas
vivientes” [Seekentierchen] le confía sus penas. A una polilla le cuenta el
inicio de su enfermedad: “el 18 de noviembre tuve mucho miedo por mi familia.
Entonces tomé un revolver, quería matarme con mi familia. Sabes, porque el
bolchevismo llegaba. Entonces mi hija Detta dijo: “Pero padre qué haces?”
Entonces mi esposa se peleó conmigo y quiso coger mi arma. Entonces Frede mi
hija menor llamó a Malice (Max y Alice, mi hermano y su esposa). Vinieron
inmediatamente con el auto, el senador Petersen y el doctor Francke estaban con
él. Patersen me dijo: “Warburg, nunca he exigido nada de ti. Hoy te pido que
vengas conmigo a la clínica porque estás enfermo…”.”
[8]
El nombre de los Indios Pueblos venía
del hecho que estos se habían establecido en pueblos, contrariamente a las
tribus de cazadores nómadas, quienes traían, hasta esos últimos decenios, una
vida de cazadores guerreros sobre el mismo territorio que los Pueblos, en el
Nuevo Méjico y Arizona .» Warburg, Aby.
Le rituel du serpent. Éditions
Macula. 2003. Traducción libre del francés.
[9]
Warburg, Aby.
Le rituel du serpent. Éditions
Macula. 2003.
[10]
Eisenstein, Serguei. Les écrits méxicains de S.M. Eisenstein. Textes reunis et
presentés par Steven Bernas. Éditions l’Harmattan. 2001.
[11] El término sandunga hace referencia a una danza típica.
[12] « […] in
which the primitive mind represents reality as a community of forces held
together by mysterious and unquantifiable pathways of influence.” Salazkina,
Masha. In Excess. Sergei Eisenstein’s
Mexico. The University of Chicago Press. 2009
[13] « The Aztecs made of this belief an idenfication
of each person’s fate with an animal which was the calendrical sign of the day
of his birth; which identification is no longer a literal belief so much as a
mascot, a symbol, a name.” Brenner,
Anita. Idols Behind Altars.
[14] “It is here that I come to know the fantastic
structure of prelogical, sensuous thinking—not only from the pages of
anthropological investigations but from daily communion with those descendants
of the Aztecs and Toltecs, Mayas, or Huichole who have managed to carry
unharmed through the ages that meandering thought. It determined the
astonishing traits of that miracle of Mexican primitive culture, as its tribes
to this day stand beside the cradle of a cultural era that has not yet begun
for them.” Salazkina, Masha. In Excess.
Sergei Eisenstein’s Mexico. The University of Chicago Press. 2009.
[15]
Imágen 1.
[16]
Traducción
libre del inglés de Immemoral Memories.
[17]
Los Mokis son
los mismos Hopis.
[18]
Warburg, Aby. Le
rituel du serpent. Récit d’un voyage en pays Pueblo. Éditions
Macula. 2003. Ver imagen 2.
[19]
Eisenstein, Serguei M. Les écrits mexicains de S.M. Eisenstein. Textos reunidos y
presentados por Steven Bernas.
L’Harmattan. 2001. p. 146.
[20] Bellevue fue
una de las primeras instituciones a abrirse al psicoanálisis de Freud.
[21] “Mi voluntad romanesca se sumaba a mi deseo de
encontrar una ocupación más física que no había sido dada hasta el momento.
Sentía todavía la rabia y la pena de que en Hamburgo, en la época de la cólera,
no fui buen hermano y familiar de mi querida esposa.” Michaud, Philippe-Alain. Aby Warburg et l’image mouvement. Éditions
Macula. 2012. traducción libre del francés.
[22]« […]
who had been too inhibited to express a hint of love or passion on the screnn,
or give expression to the gay, tender, and truly reverent elements of his
innermost nature, was now released into a passionate love of the beautiful, of
women, of the fulfillment of life itself, equally loving was he towards the
deepest religious feeling. » (Seton, 1960, p.196). Traducción libre de una
cita tomada por Laura Podalsy en Patterns
of the Primitive Sergei Eisenstein’s
Qué Viva México !
[23]Eisenstein,
Serguei M. Les écrits mexicains de S.M.
Eisenstein. Textos reunidos y presentados por Steven Bernas. L’Harmattan.
2001. p. 173.
[24]
« Si ce
vieux monsieur me seduisait tellement, c’est peut-être parce que j’ai rencontré
exactement le même dans la vie. » Ibíd. p. 165.
[25]
« Les yeux, de l’infiniment aimable et courtois
vieux Senor Saldivar, ne s’animent qu’à la vue de boissons et de
victuailles. » Ibíd.
[26]
Eisenstein,
Serguei M. Les écrits mexicains de S.M.
Eisenstein. Textos reunidos y presentados por Steven Bernas. L’Harmattan.
2001. p. 173.
[27]
Cita tomada
por Philippe-Alain Michaud dans “Aby Warburg et l’image en mouvement.”
« [white] men had had a soul, and lost it. » Cita tomada por
Podalsky de The
Plumed Serpent.
[28] Eisenstein, Serguei M. Les écrits mexicains de S.M. Eisenstein. Textos reunidos y
presentados por Steven Bernas. L’Harmattan. 2001.
[29] Cita tomada por Podalsky de See Sergei Eisenstein Letters from Mexico to Maxim Strauch and Ilya Trauberg in October, n. 14, 1980, p. 56.
[30] A. Warburg. Note du 3 avril 1929. Aby Warburg, Tagenuch der ulturwissenschaftlichen Bibliothek Warburg, 7,
249; cité dans Aby M. Waarburg, éd.
Galitz et Reimers, p. 8.
[31] Imágenes 3 y 4.
* Ensayo presentado para el curso "Teorías del montaje". Universidad Nueva Sorbona. Mayo de 2013.
* Publicado en la revista Visaje. Junio de 2014. http://revistavisaje.com/?p=2907
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