Jericó, El infinito vuelo de los días. Tensiones entre la forma y el discurso

Jericó, El infinito vuelo de los días. Tensiones entre la forma y el discurso

Uno a veces no quiere ver,
Hasta que el universo
Te lo hace ver…


Quisiera comenzar este texto desde la claridad que supone el reflejo –siendo consciente de la complejidad de lo que ello significa-, para hablar de la sensación-emoción y pensamiento que me produjo esta película. Como bien lo expresa la realizadora, se trata de una película que busca rescatar el “espíritu” femenino, por ello vemos sus protagonistas, mujeres jericuanas, en sus rituales de belleza como maquillarse, en sus hábitos del día a día como cocinar, tejer, jugar, cuidar al marido (si lo hay), ordeñar… Labores del hogar a cargo de la mujer, que el discurso posterior a la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos difundió y preconizó como una “la vuelta de las mujeres al hogar como el sitio donde verdadera y felizmente podrían realizarse” [1] , tal como señala la autora Betty Friedman. Ella concibe esto como una “mística de la feminidad”.  
Se trata también de una película que refleja una idea de lo bello, a partir de la influencia de la publicidad, aguas en las que se ha movido la realizadora, Catalina Mesa. Representar esos dos aspectos se debieron, por un lado, al deseo de preservar “el espíritu de esos tiempos que es súper particular”, como lo expresa la realizadora, porque se trata de un pueblo parado en el tiempo, como en los años cuarenta: “los papeles de colgadura, los santos ensangrentados, es bien especial…”. Esto va de la mano de su motivación afectiva, la muerte de su tía abuela oriunda del lugar y a quien dedica la película.  
Por otro lado, encontramos el tema de lo espiritual o lo que Mesa llama “el espíritu femenino”. Sobre esto su postura es representarlo a través de esas mujeres para darles una voz. Hay un deseo de exaltar ese espíritu porque, como lo asegura su médico energético, “en Colombia hay más Yang que Yin”:
“Cuando hablo de espíritu femenino no sólo hablo de géneros, que en nuestra generación hablar de géneros es mucho más complicado que hablar sólo de hombre y mujer, y yo respeto mucho eso. Cuando hablo de espíritu femenino es más sutil, es como esa energía femenina que está también en todo, también en hombres. Aquí emerge en una historia de mujeres porque yo le quería dar voz a esas mujeres, pero en el fondo yo creo que la capacidad de ellas, por ejemplo, de reconciliar esos opuestos de la vida, de contar historias difíciles con tanto humor, de ser tan vulnerables y tan delicadas para tener tanta fortaleza, tanto trabajo, porque a todas nunca las ves víctimas. Yo creo que esa es una fuerza interior, una fuerza espiritual y es esa energía femenina la cual yo estoy invocando. La energía masculina también es maravillosa -no estoy diciendo lo uno o lo otro- pero sí me gustaría hacerle un tributo a esa energía femenina. Eso me vino de mi médico de energía, de ese equilibrio entre Yin y Yang, de encontrarme con estas mujeres que a la mayoría les tocó una relación con el masculino-hombre muy difícil, ya sea que por la violencia no están, o están enfermos. Igual yo no quería hacer la película de eso pero esa fue la realidad que se me presento. La mayoría de las mujeres que aparecen en la película, no tienen esa relación con lo masculino, pues no está presente, no está a su lado en este momento, eso fue doloroso de ver para mí. Eso no era la película que yo quería hacer pero esa fue la realidad que me encontré. Entonces el espíritu femenino es eso: es la energía femenina que está en todo, la capacidad de tener una fortaleza, pero una fortaleza sutil, no confrontadora sino transformadora, más allá del bien y del mal de cierta manera. Es simplemente hacer una mirada a mi cultura a través de una voz y de una mirada femenina que es sensible, musical, colorida, positiva, una mirada femenina, mi mirada.”
Frente a esa mirada, la forma de la película le hace justicia a la mirada: la realizadora ve lo que quiere ver privilegiando un foco, el del “espíritu femenino”. No obstante, precisamente la complejidad del yin y el yang radica en que contiene su opuesto. Esta filosofía oriental contempla los puntos medios, los tonos grises. No se trata de separar y en esto cae la película, en omitir esa fuerza que habla de lo paradójico que es del orden de lo “irracional pero de un modo perfectamente racional. En [las paradojas] la forma y el contenido se sacan chispas mutuamente: no puede eludirse su interconexión. Las paradojas señalan el límite de la lógica clásica y del modelo representacionalista. Lo que antes había sido invisibilizado, emerge de un modo incontrastable, mostrando que “sólo contra el telón de fondo de una cierta definición de racionalidad algo resulta irracional” (Najmanovich, 1992).”[2]. La realizadora no contempla la zona ciega. Sobre esto Najmanovich explica que la experiencia del “punto ciego” “permite que nos demos cuenta de que somos ciegos a nuestra ceguera.”[3]

En esta visión el destino de las mujeres ya está trazado: felicidad y sufrimiento, amor y desamor (que son los dos temas más recurrentes). Los ensambles pre-configurados y pre-construidos, hacen que se quede en lo plano, dando a ver una estética dicotómica.
Aquí falta la multiplicidad de voces que configura el mapa que constituye el universo de cada mujer. La mirada de Catalina sesga las posibilidades de comprender el universo que está entramado y que lo haría rico y diverso. Esto se debe al hecho de que estas mujeres encarnan una sola unidad: el “espíritu femenino.”

Así bien, tengo la sensación de encontrarme con una película cuyo discurso está en desfase con la forma y que me impide como mujer reconocerme.


[1] Branciforte, Laura; Orsi, Rocío. “De la mística de la feminidad al mito de la belleza”. Universidad Carlos III. e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/…/escritoras_pensadoras_anglosajonas.pdf
[2] Najmanovich, Denise. Mirar con nuevos ojos. Nuevos
paradigmas en la ciencia y pensamiento complejo. Colección sin fronteras, editorial libros. Buenos Aires. 2008. https://epistemologiaffylordenamiento.files.wordpress.com/2015/06/u2_t4_najmanovich.pdf P. 10
[3] Ibid. P. 11

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